Por su parte, el vicepresidente de la Fundación Protejer, Marco Meloni,
subrayó que "si las marcas de ropa internacionales se avienen a las
condiciones de sustitución de importaciones y respetan las normas de
trabajo, bienvenida sea la inversión".
No obstante, el directivo
de la institución que agrupa toda la cadena, desde productores hasta
comerciantes -que también incluye a la pata gremial- aseguró que si las
marcas "vienen con libertad total para traer los productos de afuera,
podrían destruir a las empresas nacionales".
Regalini explicó que
"existen tres modelos de comercio exterior textil: uno que implica
exportar marca, donde hay valor agregado, y otra que significa vender
sólo el producto, y es donde se concentran los países con trabajo
esclavo".
"La tercera posición es la de los países que protegen
su industria textil de la importación de productos baratísimos
elaborados con trabajo esclavo, e invierten en el desarrollo de marcas
propias mientras van adquiriendo una estructura productiva competitiva",
precisó el empresario.
Indicó que "así lo hicieron Corea del Sur
y Brasil durante muchísimos años, y en gran medida lo siguen haciendo
con diversos matices".
En cambio, remarcó que "la llegada de
grandes marcas implica la importación de trabajo esclavo, la
desaparición de productores locales y de empleo nacional, y la
imposibilidad de desarrollar marcas, o sea, valor agregado".
Regalini
destacó que semanas atrás los empresarios de la industria textil
tuvieron un encuentro con el ahora designado ministro de la Producción,
Francisco Cabrera, en cual el funcionario "se refirió al sector como un
potencial exportador de diseño y marcas".
Sin embargo, advirtió
que el nuevo gobierno avanza en la apertura al ingreso de las
importaciones, a la llegada de las grandes marcas, y "nos van a eclipsar
esa chance".
A su criterio, "la salida es administrar el
comercio y defender la producción nacional, haciendo acuerdos con las
marcas que desean instalarse, y que los consumidores admiran, para
producir una parte importante de su producción en la Argentina".
En
tanto, Meloni precisó que "en 2002 había 700 marcas de ropa en el país,
y hoy hay 1.200; de las cuales la mitad son argentinas", y sostuvo que
"habría que respetar a las firmas que se quedaron, y que se adaptaron
exitosamente a la sustitución de
importaciones".
También se
refirió al encuentro con Cabrera, y puntualizó que le pidieron al
nombrado ministro "que no importen ropa manchada de sangre, y que la
ropa que venga de afuera cumpla con las normas filosanitarias".
"Bienvenidas
sean la inversión y la importación, pero que se respeten las notas de
trabajo", remarcó el vicepresidente de Protejer, porque si no, recalcó
que "van a destruir a las marcas nacionales y las fuentes de trabajo".