Retención de mercadería, entrega a remito abierto, llamados para frenar
el movimiento de cheques y pago de los sueldos en cuotas son algunas de
las situaciones por las que transcurre el universo de las pequeñas y
medianas empresas en los días de incertidumbre cambiaria, caída del
poder adquisitivo y contracción de las ventas. El deterioro de los
ingresos en manos de la inflación se potencia por el empeoramiento de
las condiciones laborales en las pymes, que explican el 70 por ciento
del empleo. “Con tasas arriba del 60 por ciento y la cadena de pagos
destruida, no hay precios”, admitió ayer el presidente de la UIA, Miguel
Acevedo (ver nota aparte).
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Tambos en crisis
“En
distintos rubros de la economía, como autopartismo, artículos sanitarios
u artículos para la construcción prácticamente no hay precios. Los
mayoristas llaman al fabricante y les dicen que no hay precios. Si para
ellos no hay precio de compra, tampoco hay de venta, con lo cual hay
riesgo de descapitalización, si la remarcación que aplican termina
siendo inferior al aumento de los proveedores. Otra opción en algunos
casos es la entrega a remito abierto, con el precio a definir más
adelante”, explicó a este diario el consultor pyme Vicente Lourenzo.
“Hay fabricantes y comerciantes que se la juegan y venden, otros que
prefieren sentarse sobre la mercadería. También hay llamados de empresas
para evitar que sus cheques sean depositados porque no hay fondos
disponibles. Está costando mucho el pago de sueldos en el sector
comercial. Hay negocios que pagan una parte y hacen firmar el recibo a
los empleados para sortear las inspecciones”, describe Lourenzo.
Alberto
Sellaro, de la Cámara del Calzado, indicó que “las fábricas tienen en
la calle mucho dinero de la temporada de invierno que los clientes (los
comercios) no pueden pagar porque no hay ventas, apenas les alcanza, con
suerte, para el alquiler y los sueldos. Es muy complicado cobrar y en
este contexto esa demora implica un grave perjuicio financiero”.
Desde
Afac, la entidad que agrupa a las empresas autopartistas, dijeron a
este diario que “la situación del sector en algunos casos es dramática.
El proveedor de piezas y partes no puede dejar de hacer las entregas a
las terminales automotrices, pero los contratos se confeccionaron con el
dólar de hace meses y las negociaciones son muy difíciles.
Financieramente, los autopartistas están hechos pomada. El peor caso es
Renault, que paga en muchos casos costos de materias primas dolarizadas a
un dólar de poco más de 20 pesos, cuando se produce con el dólar de 40
pesos”.
Los metalúrgicos en general que lidian con Acindar, líder
en aluminios, enfrentan insumos dolarizados. La empresa ofreció en
septiembre un descuento del 10 por ciento por pago al contado. Las
empresas más audaces cambian cheques con las tasas actuales de casi el
60 por ciento anual y compran contado. La mayoría, espera hasta que el
panorama aclare.
“En los aserraderos y la industria del mueble
hay problemas en la cadena de pago. Empieza a haber prorrateos y pedidos
de negociación con proveedores en el principal núcleo de Cañada de
Gómez (Santa Fe). Hoy el gran problema es el flujo de liquidez de corto
plazo. A esto se suma una crisis de rentabilidad, se espera para este
año una caída de las ventas superior al 10 por ciento. Hay una situación
muy delicada en donde nadie invierte”, explicó a este diario Leandro
Mora Alfonsín, director ejecutivo de la Federación Argentina de la
Industria Maderera y Afines (Faima).
El martes pasado se celebró
el encuentro de la UIA por el Día de la Industria, que contó con la
presencia de Mauricio Macri para el cierre. El clima durante la jornada
fue bastante light, con exposiciones vinculadas a la industria en el
largo plazo. Sin embargo, hay una fuerte sensación de malestar entre los
industriales que no gozan de una posición dominante.
“Fueron dos
días intensos, desde el lunes, después del discurso de Macri; ya se
percibía una sensación de que están todos muy preocupados por la
incertidumbre, y los empresarios no sabemos para dónde agarrar”, admitió
ayer Raúl Colombo, presidente de la UIA-Catamarca en declaraciones a
Radio Ancasti. “Las pymes estamos con la cadena de pagos cortada, sin
poder vender, con incremento de tarifas, sin crédito porque hay tasas
altísimas”, lamentó.