La gran depresión
La inflación de septiembre será la más alta desde la salida de la convertibilidad. Se ubicará alrededor del 7%, lo que lleva a una caída del salario real del 14,7% en lo que va del gobierno de Macri, solo superada en la crisis de 2002. “El país va rumbo a la destrucción del mercado interno”, aseguran los expertos
El poder adquisitivo de los salarios se redujo en 14,7 por ciento.
La cifra corresponde al período acumulado entre noviembre de 2015 y
septiembre de este año. Este retroceso del la capacidad de compra fue el
más pronunciado desde la crisis de 2002. Así lo detalló un informe del
Instituto Estadística de los Trabajadores (IET) de la UMET. En el
documento se analizó en profundidad la evolución de los precios y la
caída del salario real de los trabajadores registrados.
El traslado a
precios de la devaluación de agosto y el aumento de las tarifas seguirá
diluyendo la capacidad de compra de los asalariados en los próximos
meses. El estudio indicó que “la inflación se disparó al 6,7 por ciento
en septiembre y este año será la más elevada desde 1991”. Consultoras
del sector privado también registraron un fuerte salto de los precios el
mes pasado. Elypsis, por caso, computó un alza de 7,3 por ciento (ver
aparte).
Las proyecciones del IET adelantaron que la inflación de
2018 se ubicará por encima del 45 por ciento y será la más elevada en
casi tres décadas. El proceso inflacionario fue un problema constante en
los últimos tres años y provocó un efecto regresivo sobre la
distribución del ingreso. El documento registró que desde noviembre de
2015, cuando se empezaron a realizar las estimaciones de precios de la
UMET, la inflación acumulada del decil de menores ingresos fue 33 puntos
más elevada que la del decil de mayores ingresos. Uno de los rubros que
más impactó en la capacidad de compra de los segmentos vulnerables fue
el de alimentos. Los precios del sector se aceleraron en los últimos
meses por la devaluación. Los alimentos subieron 7,5 por ciento en
septiembre, con avances superiores al 10 por ciento en aceites y
cereales.
Los referentes sindicales y académicos vinculados al
informe de la UMET se mostraron muy críticos de la situación. “Los
números demuestran claramente que los asalariados son los que están más
sometidos, de manera brutal, a la lógica del ajuste”, dijo el secretario
general de la CTA, Hugo Yasky. La política económica del Gobierno no
sólo no moderó el proceso inflacionario sino que lo fomentó. La
consecuencia fue la redistribución regresiva de la riqueza. El documento
precisa que “la inflación fue del 43,8 por ciento para los asalariados
con menores ingresos, al tiempo que se ubicó en el 38,1 por ciento para
los de mejores ingresos”. La investigación detalló que “esto demuestra
que la crisis de precios perjudica en mayor medida a quienes destinan un
porcentaje mayor de sus gastos a servicios públicos y alimentos. Esto
equivale a decir que la inflación está perjudicando a los más humildes”.
El
rector de la UMET, Nicolás Trotta, aseguró que los números de la
economía, entre los que destaca la inflación, muestran una fuerte
tensión estructural. “Estamos ofreciendo un estudio académico y
estadísticas con una metodología clara, transparente y certera. El
resultado macro y microeconómico de la política económica fue desastroso
y debe ser tenido en cuenta por el Gobierno para modificar el rumbo”,
planteó. Trotta aseguró que el documento no se basa en opiniones
críticas contra el Gobierno, sino en un análisis meticuloso de las
tensiones generadas por las decisiones de política. La pérdida del poder
de compra de los asalariados y la aceleración inflacionaria, con picos
que no se observaban desde los noventa, son algunos de los principales
problemas que deberán enfrentarse en el mediano y largo plazo.
“El
país se dirige a la destrucción del mercado interno por la vía de la
licuación salarial. Y sin mercado interno quebrarán cientos de miles de
pymes que hoy generan más del 70 por ciento del empleo. Es una rueda
viciosa en la que se ha ingresado y si no se sale a tiempo, la crisis
económica y social será brutal”, cerró Trotta. El IET, con el apoyo
logístico de la UMET y el respaldo de 45 gremios de la CGT y la CTA,
subrayó que la pérdida del poder adquisitivo de los salarios acumula
casi el 15 por ciento desde noviembre de 2015, una pérdida que no se
anotaba desde el inicio de la década pasada, con el estallido de la
convertibilidad.