La nueva bilateral se concretará tras las reuniones que ambos
mantuvieron por separado con el mandatario norteamericano Joe Biden, en
Washington, y luego del viaje que Lula concretó a Beijing en una
ambiciosa agenda con su par chino Xi Jinping.
El jueves pasado
Fernández y Da Silva tuvieron una conversación por zoom. Fue comunicada
como un diálogo previsto para revisar la marcha de los acuerdos de la
cumbre del 23 de enero, pero sucedió en medio de una semana crítica por
una nueva corrida cambiaria que empujó al dólar paralelo en la línea de
los 500 pesos. La reunión de este martes surgió de esa comunicación, en
un momento donde Lula no oculta su predisposición para ayudar a la
gestión de Fernández en este escenario.
Los acuerdos de enero pueden
ser un puente para hacerlo, pero la atención estará puesta en dos ejes:
el aumento del comercio bilateral y el financiamiento de la segunda
etapa de construcción del gasoducto Néstor Kirchner, que comunica el
yacimiento de gas no convencional de Vaca Muerta y dentro de poco
llegará a la localidad bonaerense de Saliqueló.
El otro punto clave
tiene que ver con el Mercosur. Argentina tiene la presidencia temporaria
hasta julio y luego estará en manos de Brasil. Fuentes oficiales
confiaron que uno de los ejes será «apuntalar el acuerdo con la Unión
Europea, que se sigue negociando con buena predisposición de ambas
partes, pero es necesario que sea revisado porque por las cuestiones
ambientales que plantean los europeos afectarían notoriamente las
exportaciones del bloque». Lula había prometido en su campaña que
avanzaría con el acuerdo Mercosur-UE, pero el gobierno argentino
advierte que así como está podría afectar muy duro a la industria y
también al sector agrícola.
El viernes, un día después de la
comunicación por zoom, el ministro de Economía, Sergio Massa, tuvo una
reunión con empresarios argentinos para «profundizar el comercio con
Brasil». Fue leída como la previa de la bilateral de este martes, dentro
de la idea de implementar mecanismos para agilizar el intercambio.
Uno
de los acuerdos firmados en enero establecieron el compromiso de
utilizar «instrumentos que aumenten y faciliten el comercio sin
obstáculos, a través de la ampliación del uso del Sistema de Moneda
Local (SML), incorporando el comercio de servicios y la implementación
de líneas de crédito en reales para dinamizar el comercio bilateral y
facilitar los flujos financieros en el sistema, aumentando la
previsibilidad de las transacciones».