Desesperados por llegar a fin de mes en medio de la crisis y el ajuste,
los profesionales del Hospital Garrahan están desesperados por juntar el
mango para llegar a fin de mes. “Yo hago Uber, tengo compañeros que
venden ropa, otros que venden cacerolas, otros que se dan maña para
hacer algunos trabajos en casas. El que no pone aires acondicionados,
arregla cañerías. No hay nadie que tenga un solo trabajo”, relató
Verónica Pietropablo, empleada administrativa del Garrahan hace 14 años.
Al igual que Pietropablo, decenas de trabajadores del Garrahan deben
recurrir a otros empleos alejados de sus profesiones para llegar a fni
de mes. La mujer, madre de una hija, cumple una jornada completa de
lunes a viernes con un sueldo que apenas supera los 800 mil pesos. Como
necesitaba sumar un ingreso urgente, hace tiempo comenzó a manejar su
propio automóvil en la app Uber, principalmente los fines de semana,
cuando tiene más tiempo libre, ya que además es estudiante
universitaria. “Nosotros trabajamos ocho horas por día. Lejos de no
tener cómo certificarlo, tenemos un fichaje biométrico que costó mil
millones de pesos hace 15 días. Cuando fue todo lo de los residentes, ya
no funcionaba”, explicó.
Después de las ocho horas de trabajo no
termina el día de Verónica. Es solo el comienzo. “Deberíamos poder
volver a nuestras casas y disfrutar con nuestras familias, pero tenemos
que salir a trabajar de nuevo porque la plata no alcanza”, lamentó.
Recientemente,
Milei afirmó que se ha mejorado la situación de los trabajadores del
hospital, que este miércoles realizaron una nueva jornada de paro
general, que incluyó un masivo festival en el que visibilizaron la
crítica situación que atraviesan. El Presidnete afirmó que el Gobierno
incrementó los recursos al Garrahan "en un 240 por ciento" y que fue
"muy por encima"de lo que se otorgó a otras áreas.
Incluso Milei
mintió al afirmar que el 70 por ciento de la nómina del Hospital es
"administrativa", lo que es desmentido por los propios datos oficiales
del anuario del Garrahan, que indica que más del 80 por ciento es
personal sanitario.
Además, Milei cuestionó que los trabajadores del
Garrahan comparen el salario con la línea de pobreza de una “familia
tipo” y reclamó “usar un ingreso de una persona”. “Cuando decían ‘la
línea de pobreza es de 800 mil, es el caso para cuatro personas. La
línea de pobreza para una persona es de 360 mil pesos”, disparó el
Presidente.
"Nos sacaron el derecho al disfrute"
Quienes deben
complementar sus ingresos con otros trabajos no sólo no tienen dinero.
Tampoco tienen tiempo, lo que impacta en la crianza, según explicó
Pietropablo. “Hay algo que me pasa, y que le debe pasar a un montón de
padres: no puedo dejar de decirle que 'no' a mi hija. Tengo que salir y
le digo que no, porque sino le tengo que comprar cosas. Soy una máquina
de decirle que no y eso me molesta”.
No se trata solo de salarios
bajos, sino también de la ausencia de actividades de disfrute y goce.
“No tenés derecho a hacer salidas, ir al cine, conocer lugares nuevos.
Me da bronca hacer de mi tiempo libre otro trabajo, pero no se puede
sostener. Te sacaron el derecho al disfrute de cualquier cosa”, dijo con
angustia.
La situación no discrimina jerarquías, golpea a todos por
igual. “No te hablo solo de los no profesionales: las médicas venden
cacerolas”, contó, como aquel famoso ingeniero que manejaba un taxi en
pleno gobierno de Carlos Menem.