
"Emprenderemos el camino de la libertad, y lo haremos acompañados o solos, porque Argentina no puede esperar", dijo. El anuncio llegó este jueves luego de horas frenéticas en las que el canciller Pablo Quirno –el tercero en llevar la política exterior argentina en menos de dos años- cerró las formalidades de una negociación que había comenzado mucho antes. El pacto con Estados Unidos es mucho más amplio de lo sugerido inicialmente e incluye una apertura diametralmente opuesta del mercado argentino a bienes estadounidenses en áreas que van desde la farmacéutica hasta la automotriz, pasando por el estratégico agro. El acuerdo comercial llega en un momento de total profundización de las relaciones bilaterales, con un inédito rescate económico por parte de la administración de Donald Trump al gobierno de Milei, que abarca una línea de swap y compra de deuda no exenta de polémica en Washington. La misma lógica del palo y la zanahoria a aplicó Trump con su guerra arancelaria que redefinió las reglas del comercio global. Ese escenario de caos en el que se sumergió el mundo entre abril y agosto pasados –muchos países siguen en el lodo- fue el terreno fértil para que este jueves Milei anunciara el ambicioso acuerdo comercial con EEUU sin tener que cumplir su promesa de ruptura con el Mercosur. En criollo, fue una moneda de cambio que allanó el apoyo al acuerdo entre el bloque y el europeo EFTA (Suiza, Islandia, Linchestein y Noruega.), una negociación que el propio Lula se había puesto al hombro. El Gobierno nacional, de su parte, se hizo de una ventana de oportunidad para eximir temporalmente hasta 150 productos del AEC (50 son temporarios). De acuerdo a la resolución, firmada por todos los miembros del Mercosur a través del Consejo del Mercado Común (órgano político del bloque) en junio, la misma debe ser “incorporada por los estados parte”, algo que solo hizo Brasil, según los datos publicados en la web de la institución regional. Se descuenta que Argentina avanzará con el trámite para cumplir las formalidades del acuerdo. Algunos podrán decir que el amplio acuerdo comercial con Estados Unidos tuerce- casi hasta estrangular- la flexibilidad arancelaria que surgió en un escenario comercial crítico que ya no existe, puesto que la administración Trump fue revisando su política de aranceles para mantenerlos en el 10% en el caso de los miembros del Mercosur, con excepción de Brasil.

