
La caída del crédito por 20.000 millones de dólares de parte de los
cuatro mayores bancos norteamericanos, prometido por Scott Bessent, deja
al desnudo que se mantiene la fragilidad de la economía argentina a
pesar de la intervención de Trump y el servilismo del gobierno
argentino. El “mercado” reclama cambios en la política cambiaria y
acumulación de reservas antes de seguir financiando al ministro Caputo.
El Wall Street Journal informó que la operación de 20 mil millones de
dólares, que involucraba a JP Morgan Chase, Bank of America y Citigroup,
quedó en pausa y que la alternativa que ahora analizan las entidades es
un crédito de corto plazo por unos 5000 millones de dólares. El giro
del financiamiento internacional llega en un momento en el que el
gobierno buscaba consolidar la idea de estabilidad, pero el clima volvió
a complicarse. Según el diario estadounidense, los bancos dejaron de
lado la propuesta de un paquete de 20.000 millones de dólares y avanzan
con un esquema mucho más acotado: un repo que permitiría a la Argentina
obtener liquidez inmediata para afrontar un pago de deuda de alrededor
de 4.500 millones de dólares en enero. El mecanismo consiste en
intercambiar activos financieros del Estado por dólares, con el
compromiso de recomprar esos títulos una vez que el país consiga
financiamiento en el mercado. La intención oficial sería colocar bonos
en el exterior después de cumplir con esos vencimientos y cancelar el
préstamo. La novedad confirma lo que distintas fuentes del mercado local
ya venían señalando: el paquete amplio anunciado en octubre —promovido
en su momento por referentes del Tesoro de Estados Unidos, como Scott
Bessent— no avanzaba. El propio CEO de JP Morgan, Jamie Dimon, había
anticipado a principios de mes que el crédito grande “podría no ser
necesario”, en línea con su evaluación positiva sobre las reformas
económicas impulsadas por el Gobierno. Sin embargo, el contexto
internacional, la cautela de los bancos y la fragilidad de la macro
local terminaron inclinando la balanza hacia una opción de menor escala.
Por otro lado, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos oficializó
que a mediados de octubre transfirió Derechos Especiales de Giro (DEGs)
por 872 millones de dólares a Argentina para cumplir con el último
vencimiento ante el FMI. Es una información que se venía suponiendo pero
todavía no contaba con la confirmación. Eso sí, de parte del gobierno
argentino, a pesar de ser una operación de deuda, hay silencio.
Deterioro. Tras el resultado electoral favorable al oficialismo, la
tensión financiera había quedado momentáneamente contenida. Pero la
combinación de dudas sobre el financiamiento externo y la toma de
posiciones en los mercados activó un cambio de tendencia. Los dólares
financieros encadenaron tres ruedas al alza, con el contado con
liquidación superando los 1500 pesos por primera vez desde principios de
noviembre. El CCL subió 0,7 por ciento, a 1502,40 pesos, y el MEP
avanzó 0,5 por ciento hasta 1460,35 pesos. Las brechas se mantuvieron
contenidas, pero marcaron un quiebre respecto del ritmo estable de las
semanas previas.
En el frente bursátil también hubo señales de
preocupación. Los bonos soberanos en dólares retrocedieron en la mayoría
de las especies, con bajas destacadas en el AL35 (-1,5 por ciento), el
AL41 (-1,2 por ciento) y el GD35 (-1,1). En ese marco, el riesgo país
subió 5 por ciento y cerró en 651 puntos básicos. La renta variable
acompañó el retroceso: el S&P Merval cayó 3,1 por ciento en pesos y
5,7 por ciento en su versión en dólares, alcanzando el nivel más bajo
desde fines de octubre. En Wall Street, los ADRs argentinos también
cerraron con pérdidas, encabezadas por Edenor, BBVA y Galicia.
Caputo en chancletas
El
ruido alrededor del financiamiento externo generó, además, una
respuesta política inmediata. El ministro de Economía, Luis Caputo,
desmintió que el Gobierno hubiera negociado un rescate de 20.000
millones de dólares con bancos estadounidenses. A través de sus redes
sociales aseguró que “nunca se habló de un rescate” y que la difusión de
esas versiones forma parte de “una operación para generar confusión”.
Sin embargo, fue el propio Bessent quien había dicho abiertamente de
esta posibilidad.
Caputo no hizo referencias al crédito corto bajo
formato repo, que según las fuentes del mercado es la alternativa que sí
sigue en análisis para cubrir los vencimientos de enero.
La
aclaración del ministro llegó después de que se mencionara en distintos
medios y redes sociales que la cifra en discusión era de 5000 millones
de dólares.

