En el programa de Precios Cuidados el Gobierno concentró la gestión para
contener las subas de precios. Hubo también otras medidas en ese
sentido, como los acuerdos sectoriales en electrodomésticos,
electrónica, insumos difundidos, autos, motocicletas y servicios de
telefonía celular, junto a restricciones a las importaciones atadas a la
estabilidad de precios. Pero el núcleo de la política de administración
de precios es el programa Precios Cuidados. Por eso es una fija su
continuidad el año que viene. Sin embargo, es una herramienta que afecta
a un conjunto menor de la canasta total de consumo, porque involucra a
unos 300 artículos sobre 20 o 30 mil. Y lo hace más que nada a través de
los grandes supermercados, en donde los sectores más vulnerables no
suelen realizar las compras. Para extender la presencia del programa,
Comercio firmó convenios con pequeños comerciantes en todo el país, una
apuesta necesaria pero que avanza con lentitud. Así y todo, el Gobierno
sostiene que sin el programa hubiera sido más alta la inflación,
movilizada por la devaluación, las subas de precio en los combustibles y
las “avivadas” empresarias.
La nueva etapa se anunciaría el
martes. El secretario de Comercio, Augusto Costa, ha estado recibiendo a
empresarios del sector del supermercadismo y a los industriales para
definir las condiciones de Precios Cuidados durante los próximos tres
meses. La idea sería aplicar un aumento promedio de entre el 4 y el 6
por ciento, lo que representa una variación mayor que en la primera
renegociación y en línea con la segunda: la suba promedio fue del 3,2
por ciento en abril y del 4 en julio. De esa forma, la suba anual
promedio de la canasta de Precios Cuidados sería del 12 por ciento, por
debajo de la inflación oficial, que según el Indec hasta agosto
acumulaba un 18,6 por ciento.
A pesar de esa brecha entre los
precios “de mercado” y los Cuidados, las empresas, más que perder,
empatan o incluso ganan con la presencia del programa. Los comerciantes
que cuentan con el plan, desde almaceneros hasta las grandes cadenas, se
aseguran un flujo mínimo de clientes que buscan los precios acordados.
Además, su margen está controlado, porque tienen planillas de precios de
compra y de venta. Cadenas como La Anónima, a partir del buen
cumplimiento de las condiciones del acuerdo, ganaron participación en el
mercado.
Para las empresas productoras, se presentan dos
situaciones. Las firmas grandes que participan del acuerdo, como Arcor,
Alicorp, Bimbo, Coca-Cola, Danone, Mastellone, Molinos, Procter &
Gamble, Sancor o Unilever, ven traccionada la demanda a partir de
Precios Cuidados, aunque por fuera de los bienes masivos (en
electrodomésticos o juguetes, por ejemplo) tienen los mayores márgenes,
que les permiten compensar los precios del acuerdo. Y empresas
regionales de tamaño medio como San Ignacio, La Lácteo, Molino San
Martín, Tanoni, Lácteos Ramolac, Manfrey o Molino Chacabuco ganaron
participación y se posicionaron en la consideración del consumidor. “El
consumo se está pinchando, se nota que los precios avanzan sobre los
aumentos salariales. Se percibe también que el consumidor prefiere más
las segundas marcas y los productos menos elaborados”, dijo a este
diario Fernando Aguirre, de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS).
Para un directivo de un supermercado multinacional, el 40 por ciento del
resultado final del año para las empresas se define en el último
trimestre. Para estimular esas ventas, el Gobierno lanzó el programa
Ahora 12. Ayer Costa recibió a representantes de las cámaras de la
Construcción, Indumentaria, Calzado y Marroquinería, sectores incluidos
en la iniciativa, para analizar la puesta en marcha del plan.