La fiscal Viviana Fein fue quien informó que se había concretado la
declaración de Stiuso como testigo de la causa que investiga la muerte
del fiscal Nisman, a través del sitio informativo de la Procuración
General de la Nación.
En ese comunicado, la Fiscalía Criminal 45
señaló escuetamente que "ya se recibió la declaración testimonial del
ingeniero Stiuso", y que dicho acto "fue debidamente notificado a las
partes", aunque no precisó en qué lugar se le tomó su testimonio.
El
texto indicó que “para preservar el curso de la investigación”, el
contenido de las declaraciones testimoniales y las pericias médicas “no
se difundirán”.
Sin embargo, trascendió que los resultados de los
exámenes toxicológico e histopatológico que fueron entregados ayer a la
Fiscalía habrían encontrado en el cuerpo de Nisman una “cantidad poco
significativa” de alcohol, una “baja dosis” del ansiolítico clonazepán, y
una cantidad significativa de cafeína.
Las pericias habrían
revelado también que el fiscal se encontraba consciente al momento de
morir, lo que despejaría la hipótesis de una droga que doblegó su
voluntad en ese momento.
Quedaría pendiente “la prueba de cotejo
del ADN obtenido de las uñas” del fiscal fallecido, que podría contener
novedades si se encontrara un perfil genético diferente al del propio
Nisman, pese a que la autopsia realizada por el Cuerpo Médico Forense no
indicó la existencia de lesiones defensivas.
En cuanto al Nextel
al que habría llamado Nisman, Stiuso dijo -según Página/12- que está a
su nombre, al igual que lo están otros 277 celulares, pero que quien lo
utilizaba era otro ex agente del organismo, Alberto Massino, ex director
general de Análisis y hombre de la absoluta confianza de Stiuso.
A
esa línea de Nextel Nisman había llamado también los días previos a su
muerte, por lo que el matutino considera “evidente” la próxima
convocatoria a dar testimonio de Massino.
Según fuentes con
acceso a la investigación, tras declarar, Stiuso viajó a Uruguay por
tierra, vía la ciudad de Colón, en Entre Ríos, una vía que es
frecuentemente utilizada para salir del país y no dejar evidencia del
verdadero destino.
Stiuso había sido citado por la fiscal Viviana
Fein, a cargo de la investigación por “muerte dudosa” de Nisman, por
las llamadas del fiscal a un celular de su propiedad en los días previos
a aparecer sin vida, cuando hizo la denuncia por supuesto encubrimiento
de los iraníes implicados en el atentado a la AMIA.
Stiuso
habría dicho en su testimonio, según informó Página/12, que estaba al
tanto de que Nisman trabajaba en la denuncia contra Cristina Kirchner y
otras personas, pero que él no colaboró con esa pesquisa, y dejó claro
que sólo se dedicaba a la del ataque terrorista propiamente dicho, y que
la causa era “la vida” de Nisman y la suya también.
Cuando la
fiscal le pidió precisiones sobre quién usaba el celular en cuestión,
Stiuso señaló a Massino, otro ex agente desplazado, una persona de su
máxima confianza que trabajó en la causa AMIA.
Como director de
Análisis, Massino recibía información de las distintas bases de la
central de Inteligencia, incluso en otros países, y solía acompañar a
Stiuso a la mayoría de las reuniones, dice el matutino.
Pese a
que Stiuso en su testimonio se despega de la denuncia por encubrimiento
de Nisman, Página/12 destacó como dato llamativo que, según fuentes
judiciales, en el expediente AMIA las escuchas, incluidas las que usó
Nisman para denunciar a la Presidenta, fueron transcriptas por la propia
Secretaría de Inteligencia.
El matutino recuerda que esta
modalidad no es habitual, ya que cuando un juez pide intervenciones
telefónicas la Secretaría de Inteligencia se limita a entregar los
audios, y el juzgado se ocupa de que las transcripciones las haga alguna
fuerza de seguridad.
En este caso, según este relato, las
escuchas de AMIA las recibía el fiscal Nisman con un oficio muchas veces
firmado por Stiuso.
En su artículo, Página/12, da cuenta de la
relación de Stiuso y Nisman, conocida en tribunales y despachos
oficiales, y que fue señalada también por el juez a cargo de la causa
AMIA, Rodolfo Canicoba Corral, y el periodista Santiago O’Donnell, quien
también mostró los Wikileaks que revelaron que Nisman recibía
instrucciones de la Embajada de Estados Unidos.
Ante Fein, el ex
agente de la SI habría reconocido el trato frecuente con Nisman que,
según dijo, comenzó con la creación de la Unidad AMIA, quien además lo
describió como una persona “abocada a su trabajo”, y aseguró que la
noticia de su muerte lo había “sorprendido”.
El ex jefe de
Operaciones había sido relevado de la obligación de guardar secreto
sobre lo que hizo y vio desde que ingresó a la ex SIDE en 1972 hasta que
se jubiló el 5 de enero, pero su declaración se ciñó a la muerte de
Nisman y los días precedentes.
Stiuso dijo, según se incluye en
el artículo, que no conocía y que no había escuchado tampoco mencionarlo
al técnico informático Diego Lagomarsino, el dueño del arma Bersa
calibre 22 desde la que salió el disparo que mató a Nisman.
Lagomarsino,
que estaba contratado por Nisman por 40 mil pesos mensuales desde 2008,
fue convocado por el fiscal el 17 de enero a su departamento en Puerto
Madero, para pedirle un arma porque desconfiaba de la custodia y temía
por sus hijas.
Lagomarsino, de 35 años, volvió a su casa en zona
norte a buscar la pistola (lo que corroboran las cámaras de la
autopista) y, según dijo, se la llevó al fiscal al anochecer.
Al
día siguiente, el 18 de enero, Nisman fue hallado sin vida, y Página/12
recordó que Lagomarsino hizo llegar a ese diario la versión de que
Nisman le había comentado que fue Jaime (Stiuso) quien le advirtió que
no confiara en sus custodios y cuidara a sus hijas.
En el arma,
en el baño donde apareció muerto y en la ropa de Nisman sólo se halló su
propio ADN, pero en una taza, en la cocina, fue encontrado ADN de otra
persona.
Como Lagomarsino refirió que se había servido un café,
la jueza Fabiana Palmaghini ordenó que se coteje ese material genético
con el del técnico informático a través de una muestra de sangre del
técnico informático, que ya fue llevada al Cuerpo Médico Forense.
Como
el técnico no iba a la oficina y se desconocía su tarea, la Procuración
rescindió su contrato, igual que el de Claudio Rabinovich, quien dijo
dedicarse a tareas de comunicación, a quien Stiuso declaró que tampoco
conoce.
Stiuso declaró en presencia de su abogado, pero ni el
defensor de Lagomarsino –Maximiliano Rusconi– ni el defensor oficial que
representa a las hijas de Sandra Arroyo Salgado y la madre de Nisman se
enteraron de que declaraba el martes, pese a que el primero pidió estar
presente.