"Si un ciudadano que no tiene seguridad social adecuada debe ir a un
médico particular, la sola consulta le cuesta 250 libras esterlinas, que
son alrededor de 400 dólares. O sea, el que no tiene obra social está
frito en Gran Bretaña. Por eso la inversión de 150 millones de libras
esterlinas en Malvinas es una demostración de pésima gestión", señaló.
En
diálogo con Radio Nacional San Martín de los Andes, a donde viajó para
inaugurar una moderna planta de compactado y encapsulado de residuos
sólidos, el ministro señaló que la decisión de Cameron "es un manotazo
de ahogado de nacionalismo berreta, de mala factura, que pretende que
los ingleses se golpeen el pecho porque los protegen".
Dijo que "reabastecer a 1.500 soldados en un lugar con una población de 2.000 habitantes es un despropósito, un sinsentido".
"Quieren
hacerle creer a los ingleses que invierten tanto porque están
amenazados por los argentinos. Es una ridiculez. ¿Con qué los vamos a
amenazar, con cebita, con chasqui bum?", bromeó, agregando que "no está
en la cabeza del hombre y mujer común de la Argentina, que jamás había
pensado en la guerra, como lo hizo un gobierno de facto".
Fernández
restó importancia a la convocatoria de la embajadora en Gran Bretaña,
Alicia Castro, para referirse a lo dicho en Argentina sobre ese tema,
considerando que la diplomática "fue citada por un funcionario de
segunda línea del Foreing Office", y en cambio destacó el reclamo
argentino ante información sobre espionaje inglés a políticos y
militares argentinos.
"Nosotros tenemos una cuestión más
contundente para que expliquen, como explotar petróleo en un territorio
que nos pertenece, o el tema del espionaje, que no me sorprendió",
sostuvo.
Explicó cómo trascendieron las revelaciones del
consultor de Inteligencia Eduard Snowden, y consideró que el espionaje
es un "gesto violatorio del respeto por los Estados soberanos, ante lo
que no vamos a dejar de alzar la voz cada vez que sea necesario".
"Hay
países que tienen por costumbre no sólo conocer lo que ocurre en otros
países, sino interferir en sus políticas e incluso torcer sus políticas,
y eso no es saludable. En otras épocas nos pasó lo de Jacobo Arbenz en
Guatemala, Salvador Allende en Chile o la invasión a Grenada, entre
muchos ejemplos", afirmó.
Agregó que "si no tenemos memoria de
estas cosas pueden repetirse" y por eso lo hacemos saber en todos los
foros internacionales que podemos".