La quinta central significará para la Argentina un cambio en la
tecnología a emplear, ya que por primera vez utilizará agua liviana, que
permitirá generar 1.000 megavatios por hora, para atender la demanda
eléctrica del país.
Para ello se desembolsarán U$S 7.000
millones, en un emprendimiento que contará con una participación local
de 50%, inferior a la anterior por el cambio de tecnología, que hará que
la Argentina deba acudir a mayor cantidad de componente importado, por
ser el primer reactor que utilizará con agua liviana.
Entre las
dos generarán un ahorro en importación de combustible de U$S 15.800
millones en 20 años, a razón de U$S 790 millones por año, contabilizando
el pago del préstamo, y luego de su amortización, alcanzarían un
beneficio de U$S 1.300 millones.
Por su parte, la sexta central,
cuya constructora será la corporación nuclear rusa Rosatom, empleará la
misma tecnología que la cuarta y entregará al sistema 1.200 megavatios
por hora.
También tendrá un 50% de componente nacional, generará
6.000 puestos de trabajo y un ahorro en importación de combustible de
U$S 1.050 millones anuales, durante los 20 año que tiene vigencia el
financiamiento, y una vez cancelado, se economizará en U$S 1.750
millones.
Entre las tres centrales aportarán al sistema 2.900
megavatios, elevando así la participación de la energía nuclear del
actual 10% al 30% del sistema eléctrico nacional.