Eso sí, el líder de una de las tres instituciones acreedoras de Atenas,
dejó en claro quién tiene la mayor responsabilidad del actual
estancamiento de las negociaciones.
"Mientras todos los
actores deben ahora hacer un esfuerzo, la pelota se encuentra
completamente en el campo del gobierno griego y éste debe tomar las
medidas necesarias" para cerrar un acuerdo con el BCE, la Comisión
Europea (CE) y el FMI, agregó Draghi.
El funcionario no evitó
hablar de la posibilidad de que Atenas declare un default, pero sí
alertó que de llegar a eso, el gobierno de izquierda de Alexis Tsipras
se moverá en "aguas desconocidas".
Mientras los máximos
dirigentes y los principales órganos de la Unión Europea (UE) escalan en
sus advertencias y sus críticas verbales, y éstas vuelven a ser
acompañados por la presión de los mercados financieros, en Grecia el
gobierno y la mayoría de la sociedad se mantienen firmes en su posición.
El
nuevo gobierno en Atenas llegó al poder en enero pasado tras prometer
poner fin a las medidas de ajuste que las administraciones anteriores
aplicaron a cambio de los dos llamados rescates financieros del FMI, la
CE y el BCE, recibidos en 2010 y 2011.
Una encuesta publicada hoy
por la cadena de televisión local Mega, sostuvo que más del 56% de los
griegos creen que las tres instituciones acreedoras son responsables de
que las negociaciones hayan llegado este fin de semana pasado a un punto
muerto.
En cambio, un 37,4% de los griegos creen que la responsabilidad es el del gobierno de Tsipras.
Atenas
y los acreedores internacionales negocian un acuerdo que le permitiría a
Grecia obtener los 7.200 millones de euros que quedan dentro del
segundo plan de asistencia financiera firmado por la troika de
acreedores con el anterior gobierno heleno.
Este dinero
habilitaría a Atenas a hacer frente a sus compromisos de deuda y evitar
declarar un default a fin de mes, y le garantizaría una liquidez
suficiente para seguir pagando sueldos y cumpliendo con su presupuesto
interno.
Pero el gobierno de Tsipras y las tres instituciones
acreedoras no han podido ponerse de acuerdo, principalmente, en cómo
Atenas llegará a las metas macroeconómicas acordadas en las mesa de
negociación. Los dos temas más importantes en discordia son las
pensiones y el IVA.
"Depende de nuestros socios europeos decidir
si, después de seis años de recesión, la prioridad debe ser una reforma
fuerte para combatir la evasión impositiva, el poder de las élites y las
fallas de la administración pública griega, o más medidas recesivas y
más reducciones en las pensiones y en los sueldos reales", desafió una
fuente gubernamental en diálogo con el diario británico The Guardian.
Tsipras
recordó recientemente que desde la firma en 2010 del primer rescate y
hasta 2013, las pensiones en Grecia bajaron un promedio del 44,2% y las
de la función pública un 48%, lo que, junto al fuerte aumento del
desempleo, del 9% al 27%, contribuyó una contracción del producto bruto
interno (PBI) del 25%.
Por eso, el gobierno griego sostiene que
con el continuo aumento del desempleo, especialmente entre los más
jóvenes, las pensiones se han vuelto un ingreso fundamental para muchas
familias.
Además, según explicó hoy a la prensa la vocera de la
CE, Annika Breidthardt, Grecia propuso un tipo de IVA estándar del 23 %,
uno limitado del 11 % y uno superreducido del 6 % sobre "elementos muy
limitados", como los alimentos básicos.
Los acreedores, en cambio, según la vocera de la CE, piden sólo dos tipos de IVA, del 11 % y del 23 %.
Finalmente,
la funcionaria destacó que no todas las metas macroeconómicas han sido
acordadas ya. Mientras las tres instituciones internacionales piden a
Atenas un ajuste del 1% del PBI este año, el gobierno griego sólo se
mostró dispuesto a reducir un 0,04% del PBI y recién en 2016.
Este jueves los ministros de Finanzas de la eurozona se reunirán en Luxemburgo para una cumbre programada hace tiempo.
Los
acreedores internacionales querían llegar a este encuentro con un
preacuerdo cerrado, sin embargo, tras el fracaso de ayer y la suspensión
de las negociaciones, todo indica que la cumbre podría convertirse en
un campo de batalla para que ambas partes expongan sus frustraciones y
sus acusaciones.
De cara a esta cita, el establishment financiero
y político de la UE parece determinado a ejercer la mayor presión
posible sobre Atenas para que flexibilice su posición antes que el
ministro griego de Finanzas, Yanis Varufakis, llegue a Luxemburgo.
Además
de la baja generalizada de las bolsas europeas, hoy importante diario
alemán hizo correr una versión de que la UE forzará a Grecia a imponer
controles de capitales, un rumor que en meses pasados provocó el retiro
de fondos masivos de bancos del país heleno e instaló el temor a una
corrida bancaria generalizada, que fuerce a Atenas a tomar medidas
extremas.