El canciller ejemplificó con que "los derechos que tiene un ciudadano
común para resguardar su patrimonio, como por ejemplo la ley de
quiebras, con los países no sucede, y nos parece que es tiempo de
recuperar ese terreno fértil que le dejábamos a los inescrupulosos".
"Sobre
todo para los países chicos que además no tenían una estructura como la
nuestra y estaban siendo extorsionados por estos acreedores", remarcó
el canciller ayer en diálogo desde Nueva York.
En este sentido
apuntó que se trata de "nueve principios básicos con los que es muy
difícil no estar de acuerdo, sería como no estar de acuerdo con los diez
mandamientos"; porque "de alguna manera establecen límites al agujero
negro que había hace más de 30 años y que siempre fueron utilizados por
los buitres para actuar a sus anchas".
También buscan "evitar que
existan jueces como (el neoyorkino Thomas) Griesa y por otra parte, no
sólo no afectan a nadie sino que buscan que se respete la soberanía de
los países y establecen, por ejemplo, que los países tienen derecho al
desarrollo, o a reestructurar su deuda".
"No son principios tan
difíciles de aceptar. También está el de la legitimidad o el que
establece que en la reestructuración se debe respetar la voluntad de la
mayoría, es decir, que una minoría no puede impedir que se llegue a un
acuerdo; o el que indica que no se puede reestructurar invitando a los
países a no cumplir con la deuda social que tienen con su población".
"Lamentablemente,
en el derecho internacional, esto no está regulado, ahora la medida
nuestra es que vaya al Parlamento y se convierta en ley en la
Argentina", finalizó Timerman.