
 Dar vuelta la historia. Al comienzo, la propuesta se basaba en 
cuestionar que se había revelado un viaje privado, publicado 
por Página/12. Luego la filtración de las conversaciones del contingente
 los envalentonó todavía más. Mientras avanzaba una causa en Bariloche 
por posibles dádivas, tráfico de influencias, incumplimiento de los 
deberes y falsedad ideológica que los comprometería, el encargado de ir a
 la ofensiva en los tribunales de Comodoro Py, con esa misma estrategia 
que figuraba en los intercambios de Telegram, fue uno de los viajeros, 
Pablo Yadarola: el juez en lo penal económico hizo, en efecto, una 
denuncia por espionaje en Comodoro Py. Lo increíble fue que le tocó a 
otro compañero del tour, Julián Ercolini, quien no tuvo más remedio que 
mandarla a sorteo. Ahora la tiene Ariel Lijo, quien a pedido del fiscal 
Eduardo Taiano ordenó bloquear el sitio web que filtró los diálogos. 
Poco
 después de la publicación de este diario, el 17 de octubre, que 
revelaba el tour judicial-político-mediático, el abogado Marcelo Eduardo
 Hertzriken Velasco hizo una denuncia por posibles dádivas en Bariloche,
 que quedó a cargo de la jueza federal Silvina Domínguez y la fiscal 
Cándida Echepare. Además de las dudas sobre la invitación era difícil 
imaginar que jueces con dominio en causas de impacto político o que 
atañen a intereses empresarios se juntaran con directivos del Grupo 
Clarín y hombres de Horacio Rodríguez Larreta a aprender pesca con 
mosca, como en cierto momento parecieron querer inventar. A la vez, un 
integrante del contingente, el ministro de Seguridad porteño, Marcelo 
D'Alessandro, presentó en Comodoro Py una denuncia por la sospecha de 
que le habían hackeado el celular o robado la línea. Al parecer, la 
jueza María Servini no quiso intervenir en el caso.
Justo esta semana
 salieron a la luz dos largas conversaciones en teoría tomadas de su 
teléfono, donde se advierte que los protagonistas buscan estrategias 
para aparentar que fue solo un viaje de amigos pagado por ellos mismos, 
para lo que traman la emisión de facturas a su nombre y piensan como 
convencer a periodistas para instalar que los espiaron en esa aventura. 
Hay un chat llamado "Operación de Página12" y otro "Grupo Donatto 
contrataca". En los diálogos aparecen cada vez más preocupados por  las 
consecuencias judiciales y la denuncia en el Consejo de la Magistratura,
 y hasta amagan con denunciar al jefe de la Policía de Seguridad 
Aeroportuaria (PSA), José Glinski. "Nos facturan transfer, alojamiento y
 media pensión (...) Y se acabó. Después hacemos denuncia x espionaje", 
aparece en boca de Ercolini. "Denunciar espionaje sería muy 
interesante", se le adjudica a Yadarola. 
La acusación de la fiscalía
El
 martes último, Echepare firmó un dictamen donde impulsa una 
investigación contra el grupo, define los posibles delitos y afirma 
--con evidencias recolectadas-- algunas cuestiones que le dan 
verosimilitud a lo que dicen los chats que, de todos modos, ella no 
necesita para respaldar la causa. Su documento muestra que, 
efectivamente, los jueces Yadarola, Ercolini, el juez en lo contencioso 
administrativo Pablo Cayssials, el camarista de Casación Carlos 
Mahiques, su hijo Juan Mahiques, jefe de los fiscales porteños, el 
ministro de Seguridad porteño, Marcelo D'Alessandro, el ex funcionario 
de inteligencia Leonardo Bergroth y el experto en campañas digitales 
Tomás Reinke, viajaron a la estancia de Joe Lewis entre el 13 y el 15 de
 octubre en un avión privado, que los recibió el presidente de Hidden 
Lake SA, Nicolás Van Ditmar, como aparece en imágenes de la PSA, y que 
en otro avión pero de Aerolíneas Argentinas habían llegado los 
directivos del multimedios Jorge Rendo y Pablo Casey, también imputados,
 que se juntaron con el resto en el aeropuerto. A la estancia se fueron 
en camionetas de alta gama.  
El eje de esta investigación, donde se 
presentó con un pedido para querellar el Ministerio de Justicia 
nacional, bajo instrucciones del presidente Alberto Fernández, es la 
hipótesis de que funcionarios judiciales y políticos pudieron haber 
recibido dádivas, ya que el viaje lo habría pagado el grupo de medios y 
hay dudas sobre el papel de Hidden Lake, empresa a la que Mahiques padre
 benefició en una sentencia el año pasado donde se discutía la 
usurpación del territorio. Pero, además, la fiscalía detectó 
irregularidades con la emisión de las facturas de la estadía, que se 
hicieron a nombre de quienes tienen cargos judiciales o estatales (pero 
no de los privados) y con fecha muy posterior al viaje (28 de octubre). 
No se emitieron facturas para los dos hombres que no son funcionarios y 
tienen libertad de ser invitados. También habría anomalías con las 
facturas de los pasajes. Los pagos aparecen al contado, el día del 
vuelo. Echepare enumeró facturas por 120 mil y 60 mil pesos que le 
fueron entregadas a nombre de algunas personas del grupo. Pero según 
informó un especialista del sector a este diario, un vuelo charter en un
 Lear Jet a Bariloche cuesta alrededor de 36 mil dólares ida y vuelta; y
 si el avión los esperó, seguramente más. En función de todo esto la 
fiscalía ordenó medidas de prueba. 
Contraofensiva 
Los 
integrantes del contingente se autodenominan en el chat como "grupo 
huemul" en alusión a un ciervo andino en peligro de extinción. Pese al 
escándalo que la sola existencia del viaje implica, y lo que pone a la 
vista sobre el funcionamiento judicial --el sinceramiento de la relación
 promiscua con grandes medios, la política y la disposición al armado de
 causas--, algo también reflejado en el último discurso de Cristina 
Fernández de Kirchner, los involucrados no dudaron en poner en marcha un
 contraataque, con algo que saben hacer: generar causas. Lo hicieron 
bajo la acusación de espionaje, una gran ironía en un país que estuvo 
atravesado por maniobras de inteligencia ilegal sistemática durante el 
gobierno de Mauricio Macri y que cierto sector de Comodoro Py --en 
especial en la Cámara Federal-- consideró cuentapropismo. 
La 
denuncia de Yadarola fue presentada el 3 de diciembre: denunció que 
había visto un tuit que aludía a una filtración de conversaciones que 
estaban a la venta como pertenecientes un ministro argentino y que lo 
mencionaban a él. Era el famoso chat, filtrado por el sitio 
https://breached.vc, conocido como Breached Forums. Los hackers pedían 
600 dólares por la información. La denuncia le tocó insólitamente a 
Ercolini, que era obvio que no podía intervenir. Le pidió entonces a 
quien estaba disponible, Marcelo Martínez de Giorgi, pero el lunes 
siguiente se sorteó a Lijo. Martínez de Giorgi tomó medidas urgentes. El
 fiscal Eduardo Taiano le pidió un informe a la División de Análisis de 
Investigaciones Especiales de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, 
para conocer los dominios de los usuarios y cuentas por las que se 
hicieron las publicaciones, así como del link patagoniafacts que subió 
el contenido. Después le pidió a Lijo que mande a bloquear los sitios 
donde era visible la información. 
Yadarola agregaba en su denuncia 
que el contenido de los chats era falso, algo que comienza a quedar en 
duda por la investigación de Echepare. En el caso de esta cronista 
Yadarola alude a tres mensajes enviados antes de publicar la primera 
nota sobre el viaje a Lago Escondido, con el objetivo de chequearlo, que
 efectivamente existieron y, tal como figura en el chat, no tuvieron 
respuesta. Al margen de esto Taiano habla de una hipótesis de 
"intrusión, interceptación, y/o apoderamiento ilegítimo de 
comunicaciones, su publicación y difusión, que, a su entender, pudieron 
afectar al magistrado y también a D'Alessandro. El fiscal Taiano admite 
el pedido de Yadarola y dice que no puede descartar "una operación de 
inteligencia". Ese es el objetivo de los "huemules", victimizarse, algo 
que a esta altura será difícil, pero evidentemente esperan tener aliados
 en Comodoro Py. 
La difusión de las conversaciones filtradas, según 
dos especialistas consultados por este diario, está protegida por 
estándares internacionales y hasta de la Corte Suprema, por tratarse de 
temas de interés público que pueden afectar al funcionamiento del 
Estado. En los tribunales de Retiro dicen que están circulando otras 
más, que serían complicadas para D'Alessandro. La denuncia de un 
supuesto espionaje no debería detener la pesquisa sobre delitos de 
jueces, funcionarios y empresarios que exhibe como pocas veces la 
obscenidad del sistema de justicia y sus aliados. 

