
, que demoraron el proceso durante casi ocho años. Su impunidad fue 
repudiada por organismos de derechos humanos mientras que el 
expresidente Mauricio Macri lo despidió en las redes, obviando su 
prontuario en materia de delitos aberrantes, y mandó su “cariño” a la 
familia Blaquier.
Blaquier pasó el último mes internado, según 
informaron desde la empresa a la que él le dedicó 60 años de su vida. 
Doctor en derecho y con un título en Filosofía, Blaquier fue algo más 
que un empresario comprometido con el terrorismo de Estado, fue uno de 
los civiles que le dieron carnadura al plan económico de la dictadura.
Su
 ligazón con el ingenio Ledesma quedó sellada cuando contrajo matrimonio
 con Nelly Arrieta, cuyos padres eran los dueños de las instalaciones 
dedicadas a la producción de azúcar. El joven abogado –heredero de los 
Álzaga– se incorporó a la empresa en 1952. Para entonces, se habían 
mudado con su esposa a Jujuy. Con ella tuvo cinco hijos. Su suegro, 
Herminio Arrieta, lo dejó al frente del ingenio en febrero de 1970 y él 
lo convirtió en un emporio –eso, sí, manchado con sangre–.
Antes del 
golpe, Blaquier prestaba un palacete ubicado en la calle Azcuénaga a un 
grupo de intelectuales y grandes empresarios que pasaron a llamarse el 
“Grupo Perriaux” en alusión al abogado Jaime Perriaux. Como sostienen en
 el informe Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad, 
Blaquier, de esa forma, colaboró con quienes diseñaron el plan económico
 que después iba a ejecutar José Martínez de Hoz.
El 24 de marzo de 
1976, comenzaron los secuestros en Jujuy. Una de las víctimas fue Luis 
Arédez, quien, como médico del ingenio, había importunado a sus dueños 
tratando de darles acceso a tratamientos de calidad a quienes 
enfermaban. Lo mismo había hecho Arédez cuando fue intendente municipal 
de Libertador General San Martín.
Para llevar adelante esos 
secuestros, las fuerzas contaron con vehículos que había proporcionado 
la misma empresa. Para entonces, Ledesma también producía listas negras 
de trabajadores. En julio de 1976, la metodología se perfeccionó. Las 
localidades que rodean al ingenio se vieron envueltas en un gran corte 
de suministro eléctrico que posibilitó que las fuerzas salieran a 
secuestrar bajo el total anonimato. En lo que se conoció como las Noches
 del Apagón, fueron raptadas decenas de personas. Todas ellas fueron 
llevadas a la hostería de Guerrero, que funcionaba como centro de 
torturas, y luego trasladadas.
La denuncia sobre los crímenes de 
Ledesma se inició en plena dictadura. Este año, la marcha del apagón 
cumplirá 40 años –tantos como la democracia–. Olga Márquez, la esposa de
 Arédez, fue uno de los emblemas de esa denuncia. Su hijo Ricardo 
todavía está conmocionado por la noticia del deceso de Blaquier después 
de tantos años de esperar verlo en el banquillo. “Ha sido una lucha 
tremenda y en el feudo de Blaquier. Allá no cambió nada. Se convive con 
el que entregó listas”, le dice a Página/12.
Historia de una demora
Lograr
 que avanzara una investigación contra Blaquier en Jujuy fue casi una 
proeza. Debió ir un juez de otra jurisdicción, Fernando Poviña, para 
llamarlo a indagatoria y procesarlo. En las calles, el reclamo de los 
familiares recibió el apoyo multitudinario de la Túpac Amaru de Milagro 
Sala.
En 2012, Poviña lo procesó en dos causas: la de los secuestros 
posteriores al golpe y la de las Noches del Apagón. En 2013, la Cámara 
Federal de Salta confirmó los procesamientos. En ese momento, Blaquier 
todavía ocupaba la presidencia del directorio de Ledesma. La dejó 
mientras avanzaba la causa en su contra. En ese entonces, todavía 
frecuentaba la sede de la Escuela de Yoga Buenos Aires (EYBA), la secta 
VIP donde mujeres jóvenes eran reducidas a la servidumbre sexual. 
Blaquier era el visitante más asiduo del edificio de Estado de Israel, 
según se reconstruyó en una investigación penal.
En marzo de 2015, 
cuando se avecinaban vientos de cambios políticos y Macri ya prometía 
terminar con el “curro de los derechos humanos”, la Casación hizo algo 
atípico: revocó los procesamientos y, de esa forma, impidió que Blaquier
 siguiera su camino hacia el juicio oral. Contra esa decisión, se 
pronunciaron las querellas y el fiscal Javier de Luca. La entonces 
procuradora Alejandra Gils Carbó pidió que dejaran continuar el proceso.
La
 Corte cajoneó casi seis años el expediente. En el Palacio, le atribuían
 responsabilidad a Carlos Rosenkrantz por la demora. El supremo tenía 
vínculos con Ledesma a través de su esposa y de la Universidad de San 
Andrés que dirigía antes de que Macri lo nominara para el máximo 
tribunal. Recién en julio de 2021, Horacio Rosatti, Juan Carlos Maqueda y
 Elena Highton dejaron sin efecto el fallo de Casación y acusaron a los 
camaristas de haber obstaculizado indebidamente el avance de una de las 
causas emblema de la responsabilidad empresarial en crímenes de lesa 
humanidad. Nada dijeron de su propia demora.
Después de eso, la 
defensa de Blaquier –encabezada por el excamarista del Juicio a las 
Juntas Jorge Valerga Aráoz– dijo que el empresario no estaba en 
condiciones de afrontar un proceso penal. El Tribunal Oral Federal (TOF)
 de Jujuy lo dejó fuera del juicio, pero Casación ordenó que se le 
realizaran nuevos estudios. En eso estaban cuando Blaquier murió.
Ejemplo de una justicia injusta
“Estuvimos
 40 y pico de años esperando el juicio a Blaquier, pero no ocurrió por 
el pase de pelota entre Casación, la Corte y la justicia de Jujuy”, se 
lamenta Arédez, que sigue reclamando que la política se esmere en 
horadar la impunidad que sigue vigente en esa provincia.
“Ésta es una
 nueva muestra de que los juicios de lesa deben ser una prioridad en las
 agendas de todos los tribunales. Llegamos a este punto por la demora 
judicial”, le dice a este diario la fiscal Ángeles Ramos, que lidera la 
Procuraduría de Crímenes Contra la Humanidad (PCCH).
"La posibilidad 
del trámite extenso del recurso estuvo dado porque Casación lo abrió por
 fuera de las normas legales. Eso lo reconoció la Corte, que no dejó de 
formar parte de ese trámite extenso porque se tomó seis años para 
resolver", apunta Pablo Pelazzo, exfiscal del caso. "Es una forma de 
haber posibilitado la impunidad biológica de Blaquier o de haber 
imposibilitado que se llevara adelante el juicio".
Para la 
historiadora Victoria Basualdo, el desenlace de la causa Ledesma muestra
 cuán difícil es hacer justicia con los poderosos. “La muerte de 
Blaquier es un duro y amargo recordatorio de los obstáculos inmensos que
 enfrentamos para juzgar a los responsables empresariales de violaciones
 a los derechos humanos durante el terrorismo de Estado, y de la 
impunidad que se garantizó a estos sectores de poder económico”, explica
 a este medio.
“Cuando Casación dictó el sobreseimiento, nosotros 
dijimos que era sellar la impunidad de Blaquier porque no había forma de
 que ese fallo pudiera sostenerse”, recuerda María José Castillo, 
abogada de HIJOS Jujuy. “Lo que hizo Blaquier tiene una condena social. 
Nadie duda que los hechos fueron ideados y puestos en marcha por la 
empresa Ledesma. Nosotros vamos a trabajar para que la empresa reconozca
 su responsabilidad de otra manera”.
Para que se haga el juicio
La
 Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, que conduce Horacio 
Pietragalla Corti, denunció que Blaquier murió impune como consecuencia 
del accionar del Poder Judicial y reclamó que se avance en llevar a 
juicio a Alberto Lemos, el administrador del ingenio Ledesma durante la 
dictadura, que también está procesado por los mismos hechos.
"Tenemos
 que buscar que en la historia quede escrito que el ingenio Ledesma, con
 el poder que tuvo la familia Blaquier, fue responsable del apagón y 
cómplice de la dictadura que secuestró a trabajadores organizados y a 
referentes de Calilegua y Libertador General San Martín", le dijo 
Pietragalla Corti a Página/12. "Sabemos que estamos a contrarreloj para 
que no gane la impunidad biológica".
El Centro de Estudios Legales y 
Sociales (CELS) denunció que las demoras en los juicios de lesa 
constituyen un "grave problema", que se profundiza en los casos de 
responsabilidad empresarial.
La Asociación Madres de Plaza de Mayo 
sostuvo que es "inaceptable" que continúen en sus cargos los ministros 
de la Corte o los camaristas que nunca avanzaron siquiera en hacer 
sentar en el banquillo de los acusados a Blaquier. Desde H.I.J.O.S 
Capital lo llamaron el "civil del horror" y recordaron que murió sin 
condena judicial, pero con el repudio popular.

