
“Después de la devaluación del 20%, en agosto, la canasta de alimentos 
subió 27% en los barrios populares”, es la frase más destacada del 
trabajo del Isepci, que sugiere que los formadores de precios 
trasladaron el ajuste del tipo de cambio muy por encima del verdadero 
impacto en su estructura de costos. En efecto, los valores de venta al 
público de la papa de los campos bonaerenses (+30,95%), el azúcar del 
norte argentino (+23,19%), el asado (+49,75%) y la nalga (+59,09%) de 
los animales de la región pampeana subieron muy por encima del dólar. 
“En julio pasado, una familia de dos personas adultas y dos peques 
necesitó en el conurbano bonaerense, $110.079,26 para cubrir sus gastos 
de alimentación básica durante todo el mes. Sólo treinta días después 
–en agosto- el valor de igual canasta llegó a $139.789,65, o sea que la 
familia precisó agregar $29.710,39 (+26,99%) a sus recursos, para 
adquirir los mismos alimentos indispensables. La suba interanual fue de 
167,05%”, reza el informe de la institución dirigida por Isaac Rudnik y 
ligada a la organización social Barrios de Pie.
Gran parte de estas 
variaciones están vinculadas al fuerte aumento que registró la carne, 
como producto de la suba de los valores en el mercado mayorista y de la 
recuperación de márgenes de ganancia en distintas etapas de la cadena de
 comercialización, tal como publicó esta web.
Según el Isepci, en el 
rubro carnes el aumento mensual fue de 48,84%, lo que implica que una 
familia tipo debe emplear $46.704 para cubrir los gastos de ese sector. 
Además necesita $ 27.886 en verdulería, con un aumento mensual de 
19,96%, y $ 65.198 en almacén, monto que se incrementó 17,57% con 
relación a lo que se precisaba en julio pasado.
Los datos surgen del 
Índice Barrial de Precios (IBP) que elabora el Isepci en base a un 
relevamiento de casi 300 negocios en los 20 partidos del conurbano. Allí
 se encuentra la clave de este indicador: abarca distritos de condición 
humilde, cuyos habitantes se abastecen en comercios barriales que no 
cuentan con las ofertas de las grandes cadenas de supermercados. En ese 
universo, donde la formación de precios por parte de productores y 
distribuidores parece no seguir ningún criterio razonable, se analizan 
los precios de 57 productos de la canasta básica.
A juzgar por los 
números, la diferencia entre esos negocios y los de los barrios más 
acomodados es significativa. La canasta básica de alimentos medida por 
el IBP subió 167,1% en un año, mientras que la relevada por la Ciudad de
 Buenos Aires aumentó 125,9% (hasta julio, sin contar la devaluación) y 
la del Indec apenas un par de décimas porcentuales menos.
“Estos 
números que arroja el relevamiento del valor de los alimentos en 
negocios de cercanía de los barrios populares del conurbano bonaerense, 
donde la pobreza llega al 45% y la indigencia al 10% de la población, 
exime de demasiadas comparaciones con la evolución de los ingresos de 
las familias de menores recursos. Una rápida mirada sobre los 
incrementos anunciados en estos días -sumas fijas y bonos- supuestamente
 compensatorios de los efectos de la inflación acelerada por la 
devaluación post electoral, son absolutamente insuficientes. Igualmente,
 los “acuerdos” de precios declamados por el gobierno con los 
empresarios presentes en el momento del relanzamiento del 
nuevo-viejísimo programa de precios, no tienen ninguna vigencia real”, 
es la amarga conclusión del Isepci.

