
 Ante la peor crisis de su historia, en las cámaras industriales y de la
 construcción hay debates internos y catarsis colectivas muy fuertes, 
que conviven con un temor reverencial a la manera de ejercer el poder de
 Javier Milei: “no sabemos qué hacer. Levantás la cabeza y te la cortan,
 como a Belocopitt. A nadie le importa nada”, aseguraron dirigentes 
empresarios de la Unión Industrial Argentina y la Cámara Argentina de 
Comercio (Camarco) a Página I12. Lo paradójico es que esa conclusión se 
da en paralelo a informes técnicos recientes de actividad que 
ameritarían no ya una queja, sino una acción directa contra el Gobierno.
 Pero el embate de Milei a Claudio Belocopitt -el dueño de la prepaga 
Swiss Medical- surtió efecto y el ejemplo del ceo que encabezó un 
aumentazo récord de los abonos y fue sacado de la cancha con un escrache
 público y operaciones periodísticas, generó un ruido inusitado en el 
sector privado.  “Hay una psicosis total, nadie quiere hablar”, contó a 
este diario un empresario de la ruralidad que sigue la diaria con 
preocupación y afirma que "ese temor lo tienen todos los sectores de la 
economía". Parece increíble, pero el Gobierno les blanqueó a muchos ceos
 que “hay carpetas de todos”. Eso hizo que les teman “a los escraches 
directos a empresas”, como ellos mismo cuentan. En este marco, lo de 
Belocopitt vino a confirmar que la embestida de Milei puede ser cruenta 
y, además, tampoco ven los ceos que haya respuestas a sus planteos. Asi 
es que, hoy, exponerse es lose-lose. Esto último lo planteó un dirigente
 importante en una reunión de la Camarco. En ese mitin hubo palabras muy
 fuertes contra la política oficial y quejas varias de muchos de los 
gigantes, entre ellos Roggio, Chediak, Supercemento, Rovella Carranza y 
Panedile. Meses atrás, había sido Hugo Dragonetti, el jefe de Panedile, 
quien había tomado la voz cantante ante la decisión de Milei de 
paralizar totalmente la obra pública, pero hoy lo siguen todos los pesos
 pesados. “Sacando a Paolo, estamos todos en crisis”, se escuchó en ese 
cónclave. Es que la constructora de Techint es la única que conservó una
 obra grande, el reversal del gasoducto del Norte, que se inició bajo la
 gestión de Sergio Massa y ahora continúa. Otro que no emite opinión es 
Helport, la constructora de Eduardo Eurnekian, porque no tiene obra 
pública, pero la foto del  resto es inédita.
Una escena de terror
Desde
 que Milei es Gobierno y por el cierre de la obra pública se perdieron 
100 mil empleos directos en la construcción y las firmas avisan que “hay
 que seguir ajustando”. Esos trabajadores desempleados representan el 25
 por ciento del total de obreros de la construcción, la pérdida de 
empleos más violenta en muchos años. “Se cayeron 100 mil puestos de 
trabajo en 4 meses, no pasó nunca esto. En 2001 creo que habíamos caído 
de 300 a 250 mil, para que te des una idea”, confió otro gigante 
constructor a este diario.
A este escenario se suma un problema 
extra: el gobierno de Milei no pagó la deuda de las obras del Estado 
Nacional del 2023 porque, según avisan en el sector, “Caputo se sentó 
arriba de la caja”. La referencia es para los manejos del ministro de 
Economía, que en el asunto actúa en tándem con Carlos Guberman, el 
secretario de Hacienda y el que maneja los números del Presupuesto. Son 
los que paran los pagos de deuda, que a esta altura son millonarios: al 
día de hoy, la deuda del Estado con los constructores es superior a los 
300 mil millones de pesos. Un ladrillero al que aún le queda ánimo para 
distender con bromas, explicó que “el Gobierno nacional está en default,
 entró en cesación de pagos. Economía no deja que los secretarios 
devenguen ni paguen lo que nos deben”.
En paralelo, hoy más de 2000 
obras paradas que estaban en actividad. Con la desesperación instalada, 
los constructores empezaron por su lado a sondear a bancos privados que 
quieran financiar las obras, pero nadie quiere. Además, aclaran, eso 
podría representar, a lo sumo el 15 por ciento del total de obras, como 
se estila en el mundo y en el modelo chileno, que Milei pregonó como la 
panacea.
Desconcierto en Avenida de Mayo
El titular de la UIA, 
Daniel Funes de Rioja, cuenta cada vez que puede que estuvo dos horas 
reunido, a solas, con el presidente Javier Milei y su hermana, Karina 
Milei. El encuentro fue hace unas semanas en la Casa Rosada, y allí 
Funes escuchó la teoría de la recuperación en "V" del mandatario, que no
 pareció registrar los problemas que atraviesan las fábricas. Funes, que
 fue parte del pacto de silencio de los gigantes de la UIA como Techint,
 Arcor y Ledesma para no criticar al Gobierno, se vio obligado a salir 
de la cueva y exponer en público la crisis. Fue tan fuerte la presión 
del Departamento PYMI de la UIA, que los comunicados ya alertan que el 
riesgo de quiebre de los pequeños es total y, sobre todo, que no hay en 
el corto plazo "luz al final del tunel". 
En esa reunión, cuando 
Funes le dijo a Milei que había que sostener la demanda, el Presidente 
contestó que "hay que trabajar sobre la reforma laboral, el piso de la 
crisis ya se tocó". Funes trasladó ese dato a la mesa de UIA y nadie lo 
podía creer. Es que más allá de que la reforma laboral sea el sueño 
húmedo de los ceos para achicarse y ordenarse, saben que ni por asomo es
 el dinamizador de la economía. "Hoy hablas con empresarios textiles y 
jugueteros y están sin ventas, en su peor momento de la historia, y sin 
interlocutor", relató un pope fabril a este diario, y agregó: "acá en la
 UIA hay muchos boludos que en los años del kirchnerismo decían que los 
maltrataban, y a la vez se peleaban para sentarse con Cristina Kirchner 
en las cenas del Día de la Industria. Esos mismos, ahora le tienen miedo
 a Milei y se dejan hacer y decir cualquier cosa. Y encima no venden 
nada". 
Hace unos días, en esa misma línea de dar datos de una crisis
 sin fin, la cámara de metalúrgicos ADIMRA reportó una caída de ventas 
de hasta 40 por ciento. Esos números hicieron que Funes saliera por 
primera vez en público a blanquear un dato fuerte: “es evidente que la 
recesión llegó a la industria -dijo-. Hasta marzo hay una caída de 5000 
puestos de trabajo". 
De algun modo, la salida forzada de Funes 
también es una exigencia de los gigantes, que le temen al escrache 
libertario. El dato más llamativo, visto en perspetiva histórica, es del
 Arcor, que va camino -después del 2001 y el macrismo- a tener por 
tercera vez en su historia ejercicios con números rojos. En los primeros
 tres meses de Macri presidente, Luis Pagani, el dueño de la firma, se 
reunió con el entonces ministro de Industria, Francisco "Pancho" 
Cabrera. Es costumbre del empresario cordobés semblantear a sus 
interlocutores políticos. Tras una hora de reunión, Pagani salió y le 
dijo a un asesor muy cercano: "olvidate, esta gente no tiene plan 
industrial". Horas después, dio una nota periodística con dardos al 
gobierno PRO. Hoy, la situación es aún peor, pero a diferencia del 
macrismo y hasta de los gobiernos de los Kirchner, el escarnio público y
 hasta personal que Milei tomó como método, los tiene guardados y con 
temor. "¿Cuánto dura el miedo?", preguntó este diario a varios popes 
empresarios. "Lo que banque la calle", respondieron.

