Los presuntos hechos de corrupción voltean todo un relato de
transparencia, pero en simultáneo aparecen problemas en los mercados.
Hoy habrá elecciones en Corrientes, donde se elegirá gobernador. El fin
de semana que viene, será el momento de la votación en la provincia de
Buenos Aires. Dos instancias donde hablarán las urnas, desplazando a las
especulaciones. ¿El mal momento que atraviesa el Gobierno impactará en
los resultados? Por lo pronto, hay dos fechas electorales que serán un
test para lo que pueda ocurrir en octubre, cuando Javier Milei pondrá en
juego su gobernabilidad. El escándalo de las coimas en ANDIS se acelera
en plena campaña. A diferencia de la criptoestafa $LIBRA, no podrá
gozar Milei de los beneficios de lo efímero, donde los pocos costos que
se pagan se diluyen pronto. Difícil, ahora, eludir el costo electoral,
si lo hubiera, por la tiranía del calendario.
Las respuestas del
Gobierno fueron débiles hasta acá. Primero, al apuntar al tiempo antes
que a los hechos. Como si un acto potencial de corrupción no lo fuera
por develarse en la cercanía de las elecciones. Son premisas que tienen
independencia como para ser cruzadas. El método deductivo no aplica. La
segunda respuesta pareció encauzar la campaña cuando llegaron los
piedrazos en Lomas de Zamora. Rápidos de reflejos, los libertarios no
solo esquivaron los proyectiles, sino que redefinieron el slogan.
Civilización o barbarie, la fórmula sarmientina. Una forma de condenar
la violencia y las agresiones. El problema, acaso, es que La Libertad
Avanza (LLA) está lejos de ser lo opuesto. Se trata de una fuerza que
hizo apología de la violencia en numerosas oportunidades y resulta hasta
curioso que ahora el Presidente recuerde que está mal denostar al que
piensa distinto. La polarización, acá, tampoco aplica.
Independientemente del éxito que pueda tener la frase.
La seguidilla
de trifulcas en territorio bonaerense y las declaraciones calcadas
parecen ser un manotazo de ahogado para las elecciones de Buenos Aires
del 7 de septiembre. ¿Alcanzará? Parece poco. Una narrativa plagada de
errores conceptuales que definieron los estrategas. “La mitad de la
gente no entiende nada”, repiten quienes definen los trazos de campaña.
Un segundo tiempo de Durán Barba, quien mencionaba en sus tallares que
había que hablarle a la gente que entiende de fútbol, antes que de
política. Discursos que sirvieron para ganar elecciones, mas no para
gestionar. Y lo que se plebiscita, ahora, son gestiones. Los disturbios
de Lomas de Zamora, con una caravana a la deriva en la principal avenida
del municipio, eran previsibles. El preludio había sido Junín, el
lunes. El miércoles por la mañana, antes de la recorrida por los pagos
del intendente kirchnerista Federico Otermín, en Casa Rosada no había
ningún tipo de preocupación por posibles incidentes. Luego, el convoy
violeta con una camioneta sin protecciones no tuvo la seguridad
adecuada. Poca presencia de la Casa Militar, que abarcó más
responsabilidad en Olivos y blinda todo lo que allí ocurra, y un
operativo contenido por la policía local. “Si la idea es esa, están
exponiendo demasiado al Presidente. Están jugando con fuego”,
mencionaban desde Balcarce 50 conocedores de esos movimientos. En LLA,
por caso, no planean frenar recorridas. El cierre será en Moreno,
también pagos K, en ese caso de la intendenta Mariel Fernández. El
búnker, en La Plata, misma ciudad que fijó Fuerza Patria. De todos
modos, el problema para los libertarios no es haber perdido la calle,
que en el plano literal nunca dominaron. Tal vez más grave es el dato
que parece haber surgido en la semana: la derrota en la “calle digital”.
Hace
diez días, apenas conocidos audios de Diego Spagnuolo, un estudio de
Enter Comunicación señaló que “el nombre de Karina Milei quedó
directamente asociado a términos de fuerte carga negativa como coimas,
corrupción, filtrados y esquema”. Esta semana se actualizó el informe:
la menciones a la hermana crecieron un 762% durante el mes, con
connotaciones negativas. En tanto, un estudio de Zuban Córdoba reflejó
que “casi la mitad de los argentinos, un 47% cree que el gobierno de
Milei es más corrupto que los gobiernos anteriores. Y sólo un 22% afirma
que Milei no es corrupto. Menos que su núcleo duro”. Un dato que va en
línea con las planillas bonaerenses: el 12% de quienes votaron a Milei
en el balotaje de 2023 afirma que luego de este escándalo ya no los
volverá a votar. Eso se suma a un 13% que ya antes del escándalo había
definido no votarlo más. “La sangría existe y es visible. En un año
electoral cualquier mínimo porcentaje importa, puede inclinar la balanza
hacia un lado u otro. Incluso, un pequeño 3%”, concluye el equipo de
ZubanCórdoba.