El impacto de la recesión se siente en el consumo. El presidente del Centro de Panaderos de Buenos Aires detalló los problemas que atraviesa el sector. La plata no alcanza lo suficiente y los consumidores eliminan los gastos que consideran superfluos. Para llegar a fin de mes todo recurso es válido. Eliminar los gastos hormiga, como comprar algo al paso en un kiosco, es uno de los ejemplos. Por eso este mes se conoció el dato de que más de 18 mil negocios de ese tipo debieron cerrar sus puertas por la caída en las ventas. Hay varios sectores de la economía que se ven afectados por los recortes de las familias. Las compras en comercios disminuyen casi todos los meses, de acuerdo a los números que difunde el INDEC.
Así como sucede con los kioscos, las panaderías sufrieron un impacto
grande en los últimos 18 meses. Según el presidente del Centro de
Panaderos de la provincia de Buenos Aires, Martín Pinto, cerraron 14.000
panaderías en todo el país, reflejo de un escenario en el que “solo
seis de cada diez máquinas están encendidas” y la producción se redujo a
la mitad. “Producir en Argentina cada vez cuesta más. Soy panadero y
solo uso la mitad de las máquinas”, aseguró el dirigente en diálogo con
Radio Rivadavia este domingo. Pinto destacó que el consumo de pan, un
alimento al que muchos economistas consideran clave en muchos países
sirve para medir los niveles de la pobreza, cayó un 50% en el último año
y medio.
En el expendio de facturas, un clásico argentino de siempre
en los desayunos o en las meriendas, también hay signos dell derrumbe.
“Se venden un 85% menos. Ya ni siquiera la docena del día anterior al
50% de descuento se vende. Hoy las panaderías producen por pedido, con
dos o tres productos básicos, y las heladeras están apagadas porque lo
que no se vende se tira”, describió. En muchos locales pueden verse
carteles ofreciendo las del día anterior a un precio menor para
compensar esa fuerte caída. Con más de 30 años en el oficio, Pinto
sostiene que las panaderías producen actualmente un 50% de lo que
podrían. “Antes en el mostrador tenías una gran variedad: panes,
facturas, sándwiches. Hoy la realidad es muy distinta. Trabajamos con lo
justo y apagamos equipos para ahorrar energía y evitar pérdidas”,
explicó.