
-que impactan en el cálculo de la pobreza-, en las de pobreza e
inflación -por la subponderación de indicadores claves- y en la
estimación de la actividad económica -con la que evitaron titulares
sobre el ingreso de la economía en recesión-. Las modificaciones en las
formas de calcular, para que los datos se adapten a la narrativa del
Gobierno, no solo agregan descrédito a las estadísticas oficiales e
imposibilidad de realizar comparaciones certeras con años previos, sino
que subestiman problemáticas graves a las que el Estado debería ubicar
en el eje de sus políticas.
El reporte reveló que entre la asunción
de Javier Milei en el Ejecutivo y mayo de 2025, el salario del empleo no
registrado publicado por Indec registra un aumento real acumulado de
27,2 por ciento, “mostrando un desacople significativo respecto del
resto de los asalariados”. El dato tiene como base a la EPH, que por
cambios metodológicos introducidos desde fines de 2023 “comenzó a captar
con mayor precisión ingresos no laborales previamente subregistrados
(Tarjeta Alimentar, pensiones no contributivas, Progresar y otros
programas)”. El problema, de acuerdo con CEPA, es que el instituto no
explicó el impacto de estas modificaciones sobre la comparabilidad
histórica de la serie. “Esta mejora en la captación de ingresos afecta
no sólo la medición del salario no registrado, sino también la
estimación de la pobreza y la comparación con otros indicadores
salariales, como el salario registrado del SIPA”, remarcó el documento.
Sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC), la dificultad está
relacionada con el uso de una canasta de consumo y una estructura de
ponderadores que no resultan representativas de los patrones de consumo
actuales de los hogares. Por ejemplo, no pondera de forma adecuada los
fuertes aumentos tarifarios, de alquileres y de combustibles. “Así,
entre noviembre de 2023 y noviembre de 2025, la inflación acumulada
sería de 288,2 por ciento con ponderadores actualizados, frente al 249,5
por ciento resultante de la metodología vigente, una brecha cuya
relevancia ha sido señalada incluso por el FMI”, sostiene CEPA. La
medición de la pobreza es otro de los indicadores que quedó en el centro
de las críticas. Por un lado, la Canasta Básica Total (CBT) se
construye a partir de una relación gasto alimentario–no alimentario que
subestima el peso actual de los servicios y el transporte, explica el
reporte. “En la última medición, la CBA representa el 45 por ciento de
la CBT, un valor significativamente superior al observado en encuestas
previas de gastos de los hogares”, afirma CEPA. El impacto en el número
final contiene entonces la subestimación del componente no alimentario
“en un contexto de fuertes aumentos tarifarios”.
Al mismo tiempo, la
estimación también está afectada por las modificaciones en la EPH que
mejoraron la captación de ingresos no laborales previamente
subregistrados, especialmente en los deciles más bajos. “En conjunto,
ambas cuestiones afectan la comparabilidad y la confiabilidad de la
incidencia de la pobreza, al combinar una canasta de gastos
desactualizada con una medición de ingresos metodológicamente no
homogénea”, señala la investigación.
En la publicación de septiembre
de 2025 del Estimador de la Actividad Económica (EMAE), se aplicaron
ajustes de magnitud inusualmente elevada, “muy superiores a los
observados en períodos anteriores, que modificaron la trayectoria del
indicador y alcanzaron hasta seis meses hacia atrás”, agrega CEPA.
Según
el propio organismo, Intermediación Financiera es casi el único ítem
que empujó el EMAE al alza, cuando la mayoría de los informes indicaban
que la economía entraba en recesión. Mientras sectores de la economía
real como industria y construcción mostraron caídas significativas, el
dato global terminó por favorecer el discurso de Milei y Caputo sobre
los beneficios del esquema económico que llevan adelante: destrucción de
la manufactura y centro en la timba financiera. Para que la medición
diera positiva, el Indec modificó siete de los ocho valores previos de
la serie desestacionalizada.
“Los últimos datos de la serie
desestacionalizada de actividad sufrieron modificaciones significativas,
elevando 1 por ciento el dato de Ago-25 entre la flamante publicación y
la del mes pasado. De esta manera, la primera estimación del nivel de
actividad del tercer trimestre 2025 arroja una expansión del 0,5 por
ciento desestacionalizado”, evidenció la consultora Equilibra apenas se
conoció el cálculo.
En ese sentido, al igual que otros economistas y
analistas, concluyeron que evitaron la “recesión”, al tiempo que se
autoregalaron un arrastre estadístico positivo para 2026.
“A ello se
suma la incidencia extraordinaria del componente Impuestos netos de
subsidios, que fue el principal impulsor del crecimiento interanual de
septiembre: este segmento creció 10,5 por ciento interanual, 5,5 puntos
por encima de la variación de la actividad, y explicó 1,87 puntos
porcentuales de un crecimiento total de 5,0 por ciento. En el período
julio–septiembre de 2025, la incidencia de este rubro alcanzó un máximo
histórico de 23,1 por ciento, superando en 11,9 puntos porcentuales el
promedio 2004–2024, sin que este factor haya sido destacado en el
informe oficial”, detalla el CEPA.
El último indicador que sufrió
retoques fue la Encuesta de Turismo Internacional (ETI) y la Encuesta de
Ocupación Hotelera (EOH), ante los reiterados resultados negativos de
la balanza turística por el boom de los viajes al exterior y el
derrotero del turismo interno que no logra levantar debido a la crisis
del poder adquisitivo general y el derrumbe del receptipo por el tipo de
cambio desfavorable para esta actividad.
Desde el instituto
comunicaron que pretenden preservar los datos del sector conforme a
estándares internacionales, pero el trabajo se verá afectado por la
interrupción de los servicios asociados al indicador. “A este deterioro
se suma una contracción del entramado productivo y del empleo formal del
sector: según la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), desde
la asunción del actual gobierno se perdieron aproximadamente 450
empresas hoteleras y 7.257 puestos de trabajo registrados”, concluyó el
reporte de CEPA.

